Décadas de retraso en matemáticas: lo que dicen los datos y lo que podemos hacer hoy
- Ivonne Jara
- 3 jun
- 6 Min. de lectura

La brecha en el aprendizaje de Matemáticas en América Latina y el Caribe (ALC) se ha vuelto uno de los desafíos educativos más urgentes de la región. Los resultados de las pruebas PISA 2012 y 2022, analizados por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) nos pintan un panorama inquietante: más de la mitad de los estudiantes latinoamericanos no alcanzan el nivel mínimo de competencia matemática que establece la OCDE, ese que se considera esencial para desenvolverse adecuadamente tanto en el ámbito académico como en el mundo laboral.
Y lo más alarmante: con el ritmo, la región necesitaría décadas para alcanzar un desempeño promedio. Brasil tardaría 27 años en lograrlo, México 28, y Chile 41. Argentina, Colombia, Perú, Costa Rica y Uruguay jamás alcanzarían esos niveles si las cosas no cambian radicalmente.
¿Qué entiende PISA por competencia matemática?
La prueba de matemáticas se centra en establecer si los estudiantes pueden utilizar lo que han aprendido en situaciones usuales de la vida cotidiana, en vez de limitarse a conocer cuáles contenidos han aprendido y son capaces de reproducir, aunque para esto son necesarios los conocimientos. Es decir, no basta con saber fórmulas o repetir procedimientos: se busca comprobar si los jóvenes pueden usar las matemáticas para tomar decisiones informadas en contextos reales, como administrar su dinero, planificar un viaje, interpretar gráficos o resolver problemas prácticos en su entorno.
Para la OCDE, esta competencia matemática forma parte del capital humano de una sociedad: el conjunto de conocimientos, habilidades y actitudes necesarias para el bienestar individual, social y económico. En este sentido, PISA define la alfabetización matemática como la capacidad de identificar, comprender, usar y comprometerse con las matemáticas de manera funcional y crítica, tanto en la vida diaria como en la participación ciudadana.
Las situaciones evaluadas en PISA se basan en cuatro grandes áreas del conocimiento matemático: cantidad, espacio y forma, cambios y relaciones, e incertidumbre. Estas áreas reflejan los desafíos reales a los que se enfrentan los ciudadanos en su vida cotidiana, desde calcular un descuento hasta interpretar un informe estadístico o evaluar la probabilidad de un evento.
¿Qué está fallando?

Los análisis apuntan a múltiples factores estructurales y pedagógicos que explican este bajo rendimiento:
Currículos limitados: Los planes de estudio en ALC tienden a omitir temas fundamentales como funciones, relaciones y ecuaciones en grados tempranos, lo que retrasa la introducción al álgebra. Esto contrasta con los países que lideran los resultados de PISA, donde se empieza este trabajo introductorio desde etapas más tempranas.
Prácticas docentes tradicionales: En muchas aulas latinoamericanas, las clases se enfocan más en la memorización que en el pensamiento crítico. Los profesores tienden a simplificar los problemas en exceso, esperando respuestas rápidas en lugar de fomentar el razonamiento. Se usan pocos materiales didácticos, se discute poco, y muchas veces no se asegura el dominio de los temas antes de avanzar.
Poca conexión con conocimientos previos: A diferencia de enfoques más modernos que parten de lo que los alumnos ya saben y los ayudan a construir nuevos conceptos, la enseñanza de Matemáticas en la región a menudo no toma en cuenta los conocimientos informales ni hace conexiones con la vida cotidiana de los estudiantes.
Este enfoque limitado no es exclusivo de las matemáticas: un fenómeno similar ocurre en la enseñanza de lenguas, donde también se ha comprobado que la memorización pasiva resulta insuficiente. Para aprender realmente, los estudiantes necesitan practicar activamente, usarlo en contextos reales, y relacionarlo con su experiencia personal.
Factores emocionales y mentales: la ansiedad y la mentalidad de crecimiento
La educación matemática no solo se enfrenta a barreras pedagógicas, sino también emocionales. El estudio PISA identificó desde 2012 un fenómeno clave: la ansiedad escolar hacia la Matemática. Los datos muestran que quienes tienen menos ansiedad obtienen, en promedio, mejores resultados. La forma en que los estudiantes se sienten frente a las matemáticas influye directamente en su rendimiento.
A esto se suma la mentalidad de crecimiento: aquellos estudiantes que creen que pueden mejorar con esfuerzo tienden a desempeñarse mejor. Esta es una puerta de entrada para diseñar intervenciones que no solo enseñen contenidos, sino que también trabajen con las emociones, actitudes y creencias de los alumnos.
¿Y la inversión educativa? ¿Sirve?
Sí. Claramente. Existe una relación positiva entre inversión educativa y rendimiento en Matemática, según los informes del BID basados en PISA. Pero no se trata solo de gastar más, sino de invertir mejor: formar docentes, mejorar planes de estudio, implementar tecnologías efectivas y diseñar estrategias que reduzcan la ansiedad y fomenten la perseverancia.
El potencial de la tecnología
Una de las estrategias con mayor potencial es el uso de tecnología educativa. Plataformas digitales bien diseñadas permiten:
Personalizar el aprendizaje según el ritmo del estudiante.
Ajustar automáticamente la dificultad de los ejercicios.
Proveer retroalimentación inmediata.
Ofrecer datos a los docentes sobre el progreso individual y grupal.
En una región donde el acceso a buenos docentes y recursos es desigual, la tecnología puede ser una poderosa aliada para democratizar el aprendizaje.
¿Qué podemos hacer los padres desde casa?
Aunque los desafíos educativos en Matemáticas requieren soluciones a nivel de políticas públicas y sistemas escolares, el hogar también puede convertirse en un espacio poderoso para apoyar el aprendizaje. Los padres no necesitan ser expertos en la materia para marcar una diferencia. A veces, lo más importante es generar un ambiente que valore el aprendizaje, fomentar la curiosidad y ofrecer herramientas adecuadas para practicar de forma autónoma.
Una de las formas más efectivas de ayudar es simplemente estar presentes: interesarse por lo que el niño está aprendiendo, animarlo cuando se frustra, celebrar sus avances y, sobre todo, mostrar que las matemáticas no son un obstáculo, sino un desafío que se puede superar con esfuerzo y constancia.
ATA: una plataforma para aprender Matemáticas con diversión y sentido

Con esta idea en mente, nació ATA, una plataforma pensada para transformar la forma en que los niños repasan matemáticas en casa. ATA cubre la mayoría de los temas del currículo de primaria, permitiendo a los estudiantes:
Repasar la teoría de forma clara y amigable.
Practicar con ejercicios interactivos adaptados a su nivel.
Y lo más innovador: resolver problemas contextualizados en sus intereses.
En ATA, cada niño elige un libro, película, serie o hobby favorito, y con esa información, la inteligencia artificial genera problemas matemáticos personalizados. Si a tu hija le encantan los dragones y Harry Potter, resolverá problemas ambientados en Hogwarts. Si tu hijo es fanático del fútbol, verá números relacionados con goles, partidos y estrategias de juego. De este modo, el aprendizaje no solo se vuelve más efectivo, sino también más significativo y motivador.
Porque cuando los niños ven que las matemáticas tienen algo que ver con su mundo, dejan de temerles y empiezan a disfrutarlas.
Conclusión: una tarea inaplazable, pero compartida
Las décadas de retraso en matemáticas en Latinoamérica requieren actuar con urgencia. No bastan ajustes superficiales. Hace falta una transformación profunda del sistema educativo: desde la forma en que se conciben los currículos, hasta la manera en que se enseña, se evalúa y se acompañan los procesos emocionales de aprendizaje.
Pero este desafío no es solo de las escuelas o los gobiernos. También es una tarea compartida con las familias, que pueden hacer mucho desde casa para sembrar una relación más positiva, divertida y cotidiana con las matemáticas.
Y justamente para acompañar a padres e hijos en este proceso nació ATA: una plataforma diseñada para que los niños repasen matemáticas de forma personalizada y entretenida. Con teoría clara, ejercicios interactivos y problemas contextualizados según sus intereses, ATA convierte el repaso en una experiencia cercana, motivadora y adaptada al mundo de cada niño.
Porque los niños y jóvenes de nuestra región merecen más. Y necesitan más. No podemos seguir normalizando que aprender Matemática sea una fuente de ansiedad o exclusión. Con herramientas innovadoras, políticas inteligentes y el compromiso de todos —escuelas, gobiernos y familias—, sí podemos cambiar el rumbo. Y debemos empezar hoy.
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